Que el periodismo está en crisis, al igual que el resto de la sociedad, es una afirmación que se lleva repitiendo desde hace años. La precariedad laboral, la irrupción de Internet y redes sociales, los principios éticos y los nuevos perfiles de los profesionales de la información son sólo algunos de los ejemplos que recoge y debate ‘El periodista en la encrucijada’, una publicación escrita por María Pilar Diezhandino, Guadalupe Aguado, Pilar Carrera. Obdulio Martín Bernal, Ignacio Muro y José Fernández Beaumont.

Fue precisamente éste último autor el que explicó cómo se llevaron a cabo las investigaciones. Mediante entrevistas, cuestionarios y focus group, se analizaron las respuestas de los encuestados tanto cualitativa como cuantitativamente.

Social media

Beaumont considera que el periodista ha dejado de ser un intermediario, puesto que ahora se dan paso a programadores de contenidos de la nueva industria. También el medio ha cambiado. Ya no es el medio público que era antaño y los consumidores de información ahora son activos. Saber lo que necesitan, cuándo lo necesitan y el formato en el que lo necesitan son las tres premisas básicas a las que el periodista actual debe dar respuesta si pretende ser creíble.

Por ello, el nuevo periodista, al contar la información, tiene que saber utilizar las herramientas que le ofrecen las redes sociales y conversar con su público. Para Beaumont, las redes sociales son la fuente y no el medio, justo lo contrario a la percepción social, donde todo lo que se publica en Facebook y/o Twitter tiene más credibilidad que lo publicado por un profesional de la información que ha contrastado la noticia.

Al hilo de la aparición de las redes sociales, el experto cuestionó la creación del llamado “periodismo ciudadano”, aceptación errónea para cualquier informador que se precie, ya que esta forma de comunicación no puede calificarse de periodística nunca. «Al periodismo lo avalan unas garantías, una experiencia, unas cabeceras, unos nombres y unos periodistas». Ante esta contundente afirmación, queda claro que el término “periodismo ciudadano” no tiene cabida.

Esta concepción de que el periodismo puede ser ejercido por cualquiera ha afectado claramente a las personas que sí tienen la licenciatura de Periodismo y que, sin embargo, encuentran cerradas las puertas de las empresas periodísticas. Los avances hacia un nuevo marco sociolaboral se están imponiendo por la vía de los hechos consumados sin que esa necesidad forme parte de un debate consciente y muchos puestos de trabajo se cubren a través de pequeñas o medianas empresas y, sobre todo, de freelancers, única “categoría laboral periodística” que parece haber crecido en los últimos años.

Vocación y futuro

En el turno de intervenciones, el presidente de la APV, Jorge Francés, agradeció el estudio realizado por los expertos, máxime ahora que proliferan los despidos y los ERE´s, a su juicio, una reducción de gastos ineficaz, ya que la falta de periodistas en las redacciones repercute en una falta de calidad en la información porque el profesional tiene que hacer frente a muchos temas, lo que no le da apenas margen para contrastar una determinada noticia.

Estas palabras fueron suscritas por la decana Beatriz Rancaño, quien a su vez quiso dar un mensaje de optimismo para las generaciones venideras de periodistas al destacar un término vinculado a la profesión: la vocación. Rancaño cree que mientras haya vocación, el futuro del periodismo y de los periodistas está a salvo.

A continuación, se originó un animado debate a raíz de que un asistente cuestionase la metodología llevada a cabo en las universidades, alegando que los recién licenciados no saben enfrentarse al mundo exterior porque en las clases universitarias no se les ha preparado para eso, opinión no compartida por Rancaño, aunque la decana sí admitió que un periodista nunca puede ser tímido.

Con más o menos esfuerzos, el periodismo tal y como hoy lo conocemos sobrevivirá. Podrán cambiar los instrumentos, el modelo de empresa y las herramientas, pero lo que permanecerá inalterable será su función básica: informar con los criterios clásicos de veracidad, selección, jerarquización, interpretación y contextualización.

Puedes descargar la publicación en pfd: Fundación Telefónica.

Texto: Carlos Santamaría / Fotos: UEMC.