isac3adas_lafuente_2¿Estamos destrozando nuestra lengua? Este es la pregunta que el escritor y periodista, Isaías Lafuente, plantea en su último libro “Y el verbo se hizo polvo” que ha presentado en Valladolid en un acto organizado por el Centro Buendía y la Asociación de la Prensa de Valladolid. El encuentro, celebrado tras la retransmisión en directo del programa ‘La Ventana’ de la SER desde el Paraninfo de la Universidad de Valladolid, estuvo marcado por la palabra y una intensa participación del público asistente, que interrogó y debatió con el autor sobre la lengua, su evolución y el uso que se hace de ella en la actualidad. El responsable de la Unidad de Vigilancia, que desde su ventana radiofónica nos alerta sobre los destrozos a losque con frecuencia sometemos a nuestra lengua, reflexionó en este encuentro sobre la situación actual de esta herramienta en constante evolución y nos invitó no sólo a cuidarla sino también a ser audaces en su uso porque, al fin y al cabo, “somos lo que hablamos”.

En esta nueva reflexión sobre el uso que hacemos del lenguaje Isaías Lafuente invitó a conocer mejor un instrumento que en la historia de la humanidad “nació anteayer” si como explicó el periodista “hiciéramos una especie de viaje en el que concentráramos la historia de la especie en un año”. A ese afán responde la primera parte del libro, entregada al objetivo de que el lector entienda los oscuros, y aún en su mayoría desconocidos, mecanismos por los que el ser humano ha terminado hablando de la forma en que hoy en día lo hace.

La lengua es un organismo vivo en constante evolución y “nada de lo que hoy en día nos hace considerar que la estamos destrozando no ha ocurrido antes”; los barbarismos, la irrupción del latín, del árabe, el contacto con el francés o el italiano en otros tiempos no fue muy distinto de los que ahora ocurre con el inglés. De hecho, Lafuente recordó que si a nuestro idioma le restáramos todas aquellas palabras adoptadas y adaptadas de esas otras lenguas, quedaría una colección bastante raquítica de términos con los que sería complicado comunicarse.

SalaLos cambios vienen para quedarse y el escritor, que aseguró que aunque él aún disfruta hojeando los libros, aseguró que “el papel está muerto como en su día ocurrió con el papiro o como lo que viviría el sindicato de amanuenses acordándose de la familia de Gutenberg”. Ahora las nuevas tecnologías y las redes sociales traen una nueva realidad, otros lenguajes y nuevas estructuras porque “El verbo se hizo carne.com”. Sin embargo, el autor huye de catastrofismos. Para él, el uso ‘cómodo’ que se hace del lenguaje a través de las redes sociales -recortes, sustituciones de unas letras por otras, etc.- no debe suponer necesariamente un empobrecimiento de la lengua, sino que se trata de una adaptación a un nuevo medio que requiere nuevas formas de expresión. El problema vendría, pues, al mezclar el lenguaje utilizado en un determinado ámbito -Twitter, por ejemplo- en otro contexto diferente para el que las necesidades de expresión son otras completamente distintas.

Del sexo de las palabras también habló Isaías Lafuente, o del género, mejor dicho, y del sexismo que muchas veces encierran. “Hoy en día con Angela Merkel todos los días en nuestros titulares, una “cancillera” sigue siendo en el diccionario de la RAE una cuneta de desagüe”. Precisamente su agudo análisis sobre la invisibilidad de la mujer en muchos de los recovecos de la lengua le otorgó el Premio Nacional Miguel Delibes de la APV en la edición de 2012.