La aplicación de la sentencia de Estrasturgo que anula la doctrina Parot ha supuesto que en España se hayan puesto en libertad a decenas de etarras y de presos condenados por delitos graves, entre ellos varios asesinos y violadores. Una situación que está generando alarma social entre los ciudadanos y que, por tanto, requiere una especial responsabilidad de los periodistas a la hora de informar.

En Valladolid, se ha puesto en libertad a Pedro Luis Gallego, más conocido como el “violador del ascensor”. Con esta persona en la calle, se han sucedido las informaciones en todo tipo de medios de comunicación sobre la probabilidad de reincidencia en delitos sexuales, su falta de arrepentimiento o incluso, apuntando a diversos lugares donde se le había visto. Unas informaciones que están generando alarma entre los vecinos de las zonas citadas, y que en algunos casos, se basan únicamente en rumores o en testimonios poco fiables de personas que dicen haberle visto.

El periodista debe ser especialmente escrupuloso a la hora de tratar temas tan sensibles. Generar alarma social puede resultar peligroso, pero es que además también puede estar atentando contra los derechos del liberado. Pedro Luis Gallego ha cumplido la condena establecida y ha sido un tribunal quien ha decidido su puesta en libertad, luego es un ciudadano como los demás. Es obligación de los medios de comunicación respetar sus derechos. Es una obligación que nada tiene que ver con la opinión que se tenga del sujeto y la valoración que hagamos de sus delitos del pasado.

En Cataluña, la webCrimimedia reúne al grupo de investigación de ‘Malas noticias’, compuesto por expertos en Derecho Penal, Ciencia Política y Ciencias de la Comunicación. Esta publicación digital analiza el tratamiento de sucesos y temas judiciales en los medios de comunicación y aconseja sobre cómo informar con más responsabilidad y alejándose del morbo. Estos son algunos de estos consejos a tener en cuenta:

1.Basarse en los datos y huir de los tópicos. Desde el Observatorio de Medios de la UAB se rebate la idea de que todos los agresores sexuales son reincidentes cuando salen de prisión. Aseguran que su tasa de reincidencia es incluso menor (18%) al del resto de delincuentes (40%).

2.La reincidencia de un agresor sexual no significa que el sistema fracase.La idea de que un delincuente sexual vuelva a cometer un delito tras salir de la cárcel es un fracaso del sistema de reinserción ayuda a aumentar la alarma social y provoca inmediatamente un clima social a favor del endurecimiento de las leyes. Sin embargo, según los datos, el sistema de reinserción español, es altamente efectivo.

3.Ser exquisitos en el lenguaje utilizado. Hay que extremar el rigor en los términos que se utilizan. Un texto con términos más duros y coloquiales aumenta la sensación de inseguridad de quien lo lee.

4.Publicación de imágenes del agresor sexual.Que los ciudadanos generen en su cabeza un “retrato robot” del agresor sexual también favorece la aparición de alarma social y suele disparar los rumores sobre personas que dicen haberlo visto. La mayor parte de los casos, se trata de personas con parecido físico al liberado. Además, hacer público su rostro también dificulta su reinserción. Crimimedia analiza en unartículoesta problemática concreta.

5.Explicar el razonamiento del juez.Es recomendable que el periodista informe del razonamiento del juez para ponerlo en libertad. Las explicaciones ayudan a que baje la percepción de inseguridad. Lo que más alarma genera es pensar que se le ha dejado libre sin un razonamiento potente y meditado.

7.Explicar el contexto de las decisiones judiciales. Cuando una decisión no gusta, es sencillo intentar calificarla más o menos explícitamente como un disparate judicial. En estos casos relacionados con la sentencia de Estrasburgo, no es el caso. La justicia española está obligada a aplicar el fallo europeo.

6.No hacerse eco de rumores que aumenten la psicosis colectiva. En este tipo de casos tan sensibles es fácil caer en una espiral de psicosis colectiva generada por acumulación de rumores. Gente que dice haberlo visto e incluso que detalla actitudes sospechosas dispara todas las alarmas de los ciudadanos. Los medios de comunicación deben contribuir a la sensatez y no a la alarma social.