Cómo marcharse a Alaska para preparar un reportaje de osos polares el mismo día que quebró la compañía financiera Lehman Brothers es alguno de los riesgos que corren los corresponsales, una especie periodística en peligro de extinción debido a los recortes (palabra que se va a convertir en un clásico de nuestro tiempo) de la mayoría de empresas informativas de este país. Y eso lo sabe bien el leonés Carlos de Vega, ex corresponsal para Cuatro y CNN+ en Estados Unidos y ahora trabajador en la delegación española de la cadena alemana Deutsche Welle, para quien el crowdfunding se está convirtiendo en el gran aliado de los periodistas, dado que el modelo informativo ha cambiado: “Antes el anunciante acudía al periodista; ahora es el redactor el que tiene que buscarse el público y una vez encontrado, sólo queda que escritor y consumidores se retroalimenten”, asegura. A través de esta fórmula del crowdfunding ha publicado el libro «Se alquila Casa Blanca», que presenta por primera vez en Valladolid en un acto en el que colabora la Asociación de la Prensa de Valladolid y la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
Para De Vega ser corresponsal es “muy gratificante”, aunque añade que es una profesión en la que hay que estar siempre “en tensión”, con los ojos muy abiertos y muy atento para estar continuamente informado, sobre todo en un país tan grande como es el americano. No hay una fórmula mágica para ser un buen corresponsal, simplemente basta con asimilar que no existe una jornada de trabajo con un horario determinado, ya que las noticias no se toman un segundo de respiro, sea cual sea el país en el que nos encontremos.
Como español residente en un país extranjero, es imposible no establecer diferencias entre el lugar de origen y el sitio de trabajo y De Vega se centra en un ámbito tan vital como el educativo y lamenta que España sea uno de los pocos países que cambian su sistema educativo en virtud del partido que esté gobernando. “En Estados Unidos o en Alemania no se plantean cambiarlo”, por no hablar de los escandinavos, donde la figura del maestro es más que una institución. Continúa afirmando que “un país educado va a demandar buena información, aunque sea de pago, algo que veremos en España muy pronto”, aunque prefirió no arriesgarse a vaticinar en años esta opción.
Texto: Carlos Santamaría
Fotos: Fernando Sanz